A nadie le importa lo que tenga entre las piernas, pero te voy a decir con lujo de detalle. Es más, aquí te voy a platicar cómo ha sido mi vida varios años después de que tuve mi vulvoplastia.

Ya llevaba yo tiempo queriendo escribir acerca de lo que veo y pienso después de mi cirugía. Hasta ahora habían sido solo ideas desorganizadas. Aprovechando que en este 2025 se cumplen 10 años de que empecé mi “transición” por fin me di a la tarea de organizar y escribir estas impresiones. Pues lo hice y resultó un artículo mucho muy largo cubriendo experiencias variadas. Por lo tanto decidí partir dicho escrito tan largo en 4 partes. Esta es la primera.

Este es uno de esos artículos, o más bien, serie de artículos sumamente íntimos. El concepto de la vulvoplastia a veces puede ser incómodo. Se me hace que sea especialmente lioso para una persona cisgénero. Si no sabes or estás seguro de ser una persona cisgénero, no te preocupes. Lo eres. Me puedo imaginar a algunas de mis amistades de antaño o de mis familiares retorciéndose al leer algunos de los siguientes párrafos.

Al publicar esto siento que me estoy exponiendo mucho pero no al punto de inseguridad. Después de todo este blog es mi domino.  Creo que si hubiera escrito algo similar hace unos años me hubiera causado vergüenza por lo delicado de la materia. El hecho es que yo escogí someterme a la cirugía y no hay razón alguna de sentir indignidad por algo que yo quise. ¡Pamplinas! Esta es mi realidad.

Algo de contexto.

Mi vulvoplastia fue en noviembre del 2019. Al momento de escribir esto han sido 6 años casi al día. No voy a discutir aquí como fueron los primeras semanas y meses después del procedimiento. Es fácil encontrar recuentos en línea de cómo es la convalecencia al principio. Lo que puedo decir sin meterme a detalle es que para mi hubieron muchos cambios durante la recuperación y mientras me acostumbré a mi nueva anatomía. Lo que no es fácil encontrar es información pragmática de las implicaciones varios años después de la vulvoplastia. Para el caso tampoco hay mucho sobre lo que es la vida varios años después de una vaginoplastia.

El sitio web de GrS Montréal tiene una buna explicación en inglésen francés de lo que es el procedimiento. Ahí fue donde tuve mi cirugía. Si no conoces o estás seguro de cómo es la técnica te sugiero que le eches un vistazo. Lo bueno es que su explicación no es ni muy compleja ni muy larga de leer.

La cirugía.

Existen varios tipos de cirugías de reconstrucción de los genitales. La vaginoplastia es una de las más comunes para mujeres trans con el objetivo de crear una neovulva con una neovagina funcional. Otra es la vulvoplastia con el objetivo de formar una neovulva pero sin la cavidad vaginal. Este tipo de cirugía fue el que yo tuve y es el motivo de esta serie de artículos.

Hay otros tipos de reconstrucción quirúrgica de genitales pero no los voy a tocar aquí ya que no eran de mi interés y no tengo la experiencia. De hecho, cuando consideré mis opciones para mi operación llegué a reducirlas a solo dos: 1) QUEDARME con mis órganos sexuales originales o sino sería 2) una vulvoplastia.

Más detalles semánticos.

Habrás notado que hago referencia a la reconstrucción de genitales a diferencia de otras denominaciones. Tengo la seguridad de que este término suena aparatoso para varias personas por ser una frase muy dura. Pero para mi me es un término directo y al grano.

Otros términos menos disonantes son cirugía de reasignación de sexo, de reasignación de género, de reafirmación de género, etc. Para la forma en la que yo me identifico yo no siento vínculo con ninguno de estos términos, por no tener la necesidad de reasignar o reafirmar o afirmar nada. Yo opté por la vulvoplastia más bien para alinear mi cuerpo con mi expresión de género y mi presentación. Para una discusión sobre el porqué elegí la vulvoplastia en lugar de una vaginoplastia se puede leer un artículo que escribí para el blog de TransAvenue de GrS Montréal. También aquí hay una lista de los artículos que he escrito sobre el tema aquí en HolaSoyYo.com IconHolaSoyYo.com.

Una muy buena amiga mía dice que “es tener las partes apropiadas”. Siempre me ha gustado mucho su descripción porque puede inferir muchos aspectos. Pero yo tengo un punto de vista ligeramente distinto. Yo nunca sentí haber tenido las partes equivocadas y ahora tener las correctas. Mi perspectiva es mucho más sencilla. Yo tuve con lo que nací y ahora no.

Cero profundidad.

Dependiendo de lo que leas puede que encuentres que hacen referencia a “vaginoplastia con cero profundidad”, “vaginoplastia de profundidad cero”, “vaginoplastia trans”, “vaginoplastia estética sin profundidad”, etc. GrS Montréal usa el vocablo “vaginoplastia sin cavidad vaginal”. Considerando lo importante que me resulta la semántica yo no me relaciono con ninguna de estas expresiones. En todos esos casos se asume que hay algún tipo de vagina. Vaya, tengo un vestíbulo vulvar con una profundidad de unos 2 cm pero no hay modo en que yo pueda decir que eso es una vagina.

Una nota rápida sobre la convalecencia.

Aunque antes mencioné que en estos artículos no voy a discutir los cuidados postoperatorios ni la recuperación quiero mencionar que es un proceso difícil. Algo que noté comparando esta cirugía con otras es que cuando se manipulan los tejidos suaves, como en la vulvoplastia, mamoplastia y liposucción el proceso es más doloroso e incómodo que cuando se involucra principalmente el hueso (como en la cirugía de feminización facial). Otra cosa que vale la pena mencionar es que al no tener una cavidad vaginal la convalecencia es más “simple” que en una vaginoplastia.

Orinar.

Por alguna razón el hacer pipí fue lo primero que se me ocurrió desarrollar cuando empecé estos artículos. Probablemente por ser uno de los primeros cambios que tuve y por ser algo tan cotidiano y mundano.

Obviamente antes de la cirugía no había que sentarse o ponerse en cuclillas para orinar, y ahora si. Hay veces que puedo hacer de manera “limpia” pero muchas veces la orina se escurre por el muslo. A veces es por el muslo derecho, otras por el izquierdo, otras por ambos, y otras se va para atrás. El porqué de esto no lo he podido controlar*. Al principio esta aparente aleatoriedad me molestaba más. Ahora ya me he acostumbrado algo, aunque me gustaría que no pasara o que supiera cómo controlarlo mejor.

Muestras de orina para laboratorio.

Hablando de hacer chorreaderos, he escuchado sobre la existencia de un mítico embudo para ayudar a tomar una muestra de orina. Esta herramienta fantástica siempre me ha eludido. De hecho cuando pido dicho embudo en el laboratorio se quedan perplejos y ni entienden que es lo que busco. Nunca voy a entender porqué se considera normal mojarse las manos al tratar de tomar una muestra de orina.

Recientemente tuve que proporcionar muestras de orina con cierta frecuencia entonces decidí darle solución a este problema. Después de preguntar en varias farmacias, algunas especializadas, me refirieron a una tienda de deportes de montaña y acampada. Ahí encontré un dispositivo urinario femenino. Bueno, este juguetito hace una gran diferencia. Ya no tengo que mojarme las manos de chis para tomar una muestra. Y aunque no he ido de senderismo o campamento, el embudo este debe de funcionar bien en casos de emergencia.

Dispositivo urinario femenino
El dispositivo urinario femenino que encontré.

El artefacto de la foto se ve grande y abultado pero es de silicona entonces se dobla y se guarda en un contenedor pequeño y discreto. También es fácil de lavar por el mismo material.

Como dato gracioso – nada gracioso, la primera vez que utilicé el artilugio este tuve una bola de sentimientos encontrados. Por un lado el poder llenar un pequeño contenedor con una muestra de orina sin mojarme las manos me cayó muy bien.  Pero por otro lado estaba la incongruencia de que antes podía hacer esto sin ninguna de estas limitaciones.

El papel higiénico.

Hablando de cosas mundanas, siempre he puesto atención a que marca de papel higiénico compro. Ya sabes, dependiendo del tipo o calidad del papel a veces se rompe, o se desgarra, o se deshace. Algo que no me esperaba fue el encontrar fragmentos de papel en mí o en mis bragas después de secarme adelante. Antes de la cirugía no recuerdo haber tenido este problema por atrás. Por eso mismo ahora la marca que compro es más importante que nunca.

Una uretra más corta.

Para alguien que no ha tenido una penectomía el cambio en la longitud de la uretra es algo que no viene a la mente. Es un hecho que después de una vulvoplastia la uretra se reduce de manera notable. Esto implica que la orina sale del cuerpo en un tiempo mucho menor. Esta diferencia aparentemente insignificante tiene por lo menos un par de implicaciones. Una es que si el esfínter uretral deja salir aunque sea una gota de orina en un instante sale y moja la ropa interior. Antes de la cirugía si una gotita se escapaba de la vejiga se quedaba en el tubo largo de la uretra. También aprendí por lo mismo que la chis sale más pronto que antes. Esta ligera diferencia en tiempo es importante especialmente cuando hay que quitarse la ropa para orinar.

Otro detalle que yo no había considerado es que con la uretra más corta la probabilidad de una infección del tracto urinario es mayor. Ahora las bacterias tienen una distancia más corta para poder llegar a la vejiga. Aunque todavía no sufro de una infección urinaria, estoy al tanto del riesgo. El problema se acentúa al tener que sentarse para orinar. Dependiendo de que tan higiénicos sean los inodoros hay veces que la maniobra requiere hacer pis en semi-cuclillas para evitar hacer contacto. Entonces tener unos músculos cuádriceps fuertes ayudarán a evitar una superficie de dudosa pulcritud.

De hecho una amiga mía le atribuye algunas infecciones que ha sufrido a los fragmentos de papel higiénico. En este caso se conjuntan dos problemas, la uretra más corta y los fragmentos de papel, recalcando la importancia de una buena higiene.

Sin ciclo menstrual.

Aunque esto no tiene nada que ver con ninguna cirugía y es de conocimiento común en la comunidad trans pensé que valdría la pena mencionar. Al no tener órganos sexuales femeninos pues tampoco tengo ciclos menstruales. Una de las (tantas) cosas que he aprendido es el navegar las situaciones sociales cuando otras mujeres platican acerca de su periodo. Aunque nunca lo voy a experimentar en carne propia ahora tengo una apreciación más estrecha sobre algo que la gran mayoría de las mujeres viven desde niñas. En comparación con lo que sé ahora yo no tenía la menor idea antes de mi transición. Siento que para la gente que no menstruamos tenemos que tener mucha empatía e intuición para empezar a entender lo que es un periodo.

Mentalmente me resulta complicado platicar con alguien que me comparte cómo se siente cuando le baja la regla solo por nunca haber tenido esa experiencia. Esto se complica aún más cuando alguien que no sabe que soy trans me pregunta sobre mi periodo. Mi respuesta cambia dependiendo de la situación. A veces es una excelente oportunidad para invitarles a aprender de mi mundo. En otras ocasiones evito la pregunta con algún comentario empático.


Puedes continuar leyendo el siguiente artículo en la serie Vida después de la vulvoplastia II – Desamarre y aspecto físico.


*P.D. Sé porqué a veces la orina se escurre por mis muslos o a veces para atrás.  Es una combinación de factores donde el flujo es el más importante. Con un torrente continuo se reduce la probabilidad de que chorree por todos lados. Otros factores incluyen la humedad en la piel, inclinación, que tanta oportunidad de abrir las piernas tengo, etc.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *