Este es el segundo artículo sobre cómo es mi vida ahora después de varios años de mi vulvoplastia. Aquí hablo sobre la sensación de desamarre ahora que me siento más a gusto atravesando barreras que antes parecían imposibles. Más abajo hablo sobre el aspecto físico y en particular los resultados de mi cirugía. 

Desamarre.

Esto es tan importante que toda la serie de artículos bien podría titularse “desamarre”.

Lo que yo buscaba con esta cirugía era armonizar mi cuerpo con mi expresión de género. Yo quería tener la confianza y sentirme en paz conmigo, con mi presentación, en cualquier situación social. Todo esto incluía darme la licencia para poder ponerme la ropa que yo quisiera casi sin restricción.

Llevaba tres años “de tiempo completo” presentándome en mi nueva expresión de género antes de mi vulvoplastia. Durante este tiempo logré vestir lo que yo quería pero siempre con cierta reserva. Al ponerme en los zapatos de otros vi que era difícil que la gente pudiera deducir mis antecedentes con certeza. Pero al mismo tiempo no era imposible.

Durante ese tiempo no tuve mucho problema en usar, por ejemplo, mallas para hacer yoga o leotardos para baile o hasta usar bikinis en público. Pero en cada caso con la inquietud e inseguridad de que algo se viera que causara que alguien dudara si yo estaría escondiendo algo.

El privilegio de simplemente ser.

Hace poco una amiga me invito a tomar mi primera clase de yoga caliente. Después de la clase acabamos empapadas de sudor y nos tuvimos que cambiar la ropa. El estudio del yoga era grande y bullicioso. El vestidor era vasto y algo alborotado con tanta clientela. Después de la clase fuimos a cenar algo y le platicaba a mi amiga la sensación de desamarre que tuve al ir a un lugar completamente nuevo y desnudarme para quitarme la ropa sudada entre tantas otras mujeres.

Me cuesta trabajo describir la sensación de libertad que me da el poder ir a cualquier lado vistiendo casi cualquier cosa que yo quiera. Creo que un par de ejemplos me ayuden a ilustrar a lo que me refiero. Uno de esos momentos que antes hubieran parecido imposibles fue pasar todo el día con mis amigas en la piscina del hotel durante unas vacaciones. Otro fue entrar al probador comunal de en una tienda en boga sin ningún tipo de privacidad. Uno de mis favoritos fue en una casa de lencería fina donde le pedí a la dependiente que me ayudara a medir y probarme varios conjuntos. Y probablemente lo más que me he expuesto con alguien que no conocía fue cuando me hicieron mi tatuaje. Para esto tuve que quitarme la ropa interior mientras la tatuadora trabajaba a solo unos centímetros de la entrepierna por unas horas. En todos estos ejemplos el desasir por completo es el sentimiento en común.

A pesar de lo liberadoras que fueron estas vivencias de todos modos sentí recelo durante los primeros años posoperatorios. Fue solo después vivir varias experiencias de este tipo que pude soltarme. Me tomó algo de tiempo apreciar lo que primero fue tranquilidad y luego el desprenderme; fue un proceso paulatino.

faldas

Licencia de vestir lo que quiera.

Arriba ya mencioné que por ejemplo usar mallas para hacer ejercicio o un bañador ya no es causa de preocupación. Esta nueva confianza no se limita a usar prendas entalladas. Prácticamente ahora puedo vestir lo que quiera sin el pendiente que antes causaba el esconder mis genitales masculinos.

Algo que me llamó la atención y que no me esperaba es la sensación de sosiego al no ponerme nada. Estar al desnudo y no tener que tratar con ningún miembro externo tiene un efecto liberador. Pero el no usar ropa interior bajo circunstancias específicas es otro nivel de desencadenamiento.

Independientemente del albedrío que pueda yo sentir, hay ciertas prendas que simplemente me son incómodas. Después de platicar con otras chicas parece que no todas tenemos la misma experiencia. Me imagino que esto sea por las diferencias físicas de cada cuerpo. En mi caso la mayoría de las tangas se me suben tanto por atrás como por delante. Siempre me han gustado los bodis pero dependiendo del estilo tienen el mismo problema volviéndose incómodos después de un rato. De todos modos, este tipo de complicaciones siempre será mejor que cargar con la inseguridad de que algún bulto se pudiera ver.

Seguridad y protección.

Esto debería estar subordinado al subtítulo de Desamarre, pero es tan importante que decidí darle mayor categoría.

Aunque los chicos no me llaman la atención han habido casos en los que he jugado con ellos. El que me asuman como mujer cisgénero me ha permitido llegar a situaciones bastante íntimas. De todos modos siempre tengo la preocupación de cómo podrían reaccionar si se enteraran de que soy trans. No es una sensación nada agradable y antes de la cirugía el nerviosismo era mucho mayor.

Me ha costado mucho trabajo encontrar el límite entre pasar un buen rato y hacer que alguien crea que tengo algún interés en él. Aclaración: no tengo ninguna atracción por él. Pero la verdad es bien fácil cruzar a la zona de peligro con gente nueva especialmente en un ambiente informal. En un instante se puede pasar de risas y jolgorio a una experiencia amarga simplemente por un pequeño malentendido.

Voy a poner un ejemplo para explicar a lo que me refiero. Imaginemos una noche en la pista de baile con mis amigas. Es tarde, después de varios tragos y estamos bailando en el jaleo. No es muy difícil que algún fulano se acerque a tratar de bailar conmigo.  Si se siente envanecido puede ser lo suficientemente irrespetuoso para meter la mano entre mis piernas. Ahora pensemos en esa situación pero antes de la cirugía y con un sujeto agresivo. La verdad no quiero considerar cuál podría ser su reacción.

Más seguridad después de la cirugía.

Después de la cirugía me he permitido ser más audaz en alguno que otro caso. He jugueteado con chicos sin haber llegado a tener sexo con ellos pero casi. Estoy pendiente de los riesgos de involucrarme con alguien que se sienta empoderado independientemente de que yo sea transgénero o no. Pero en estos casos me he sentido más segura solo porque ahora es más difícil que infieran mi pasado. Antes de la cirugía yo no hubiera tenido estas experiencias ni se me hubiera ocurrido este tipo de osadías.

Arriba mencioné lo que fue entrar y usar el vestidor del bullicioso estudio de yoga. Antes de la cirugía hice algo similar pero en ningún caso me llegué a desnudar por completo. Aunque sea entre solo mujeres este tipo de situaciones puede ser arriesgado y hasta violento si por alguna razón alguien se sintiera perturbada con una chica trans ahí dentro.

Observación: solo con escribir o leer lo anterior sacudo la cabeza porque la razón de que yo esté en un cambiador o en un aseo no es para amedrentar a nadie.


El origami.

Cambiando de tema este es algo difícil de describir con palabras pero voy a intentar. Algunas mujeres sabrán a lo que me refiero. Al estar de pie completamente al desnudo no veo más que una hendidura entre mis piernas. Es lo mismo al sentarme con las piernas cerradas. Lo que veo es que los tejidos afuera de los labios tienden a plegarse hacia adentro al sentarme o pararme con las piernas juntas. Es como replegar un origami de papel. Yo lo veo casi como si se protegiera el prepucio, los labios menores, el neoclítoris, el orificio de la uretra y el vestíbulo empujando todo hacia adentro. El único modo que yo puedo ver toda esta fisionomía es extendiendo las piernas y así desplegar el origami. En realidad no se empuja nada hacia adentro sino que la piel de los labios mayores y el tejido graso cubren todo.

Yo decía que el doctor Brassard, mi cirujano, no es un cirujano plástico sino más bien es un cirujano de alta costura. Considerando como reordenó los tejidos y órganos es fácil apreciar lo complejo que fue el procedimiento.

Cicatrices y apariencia.

Lo siguiente es aún más íntimo. Primero hay que inhalar… retener un momento… y exhalar…  ¿Listos?

Cicatrices.

Todos el sitio está formado por una colección de cicatrices después de que la piel, uretra y el glande fueron reorganizados para formar la nueva anatomía. Algunos se usaron de manera ingeniosa para mejorar el aspecto del resultado final. Por ejemplo los labios menores fueron creados mediante la fusión de la piel del escroto y la disección de la uretra. La mayoría de la cicatrices se esconden con el origami descrito arriba. De todos modos hay dos que van de norte a sur en ambos lados de la neovulva. Y yo las veo. Estas son las cicatrices de guerra más grandes que tengo, midiendo unos 11 cm cada una.

Tengo que aclarar que estas cicatrices grandes las veo cuando estoy totalmente al desnudo. Aparte también tengo la zona depilada entonces no hay vello púbico que las oculte o disimule. Parece que tengo buena cicatrización ya que no son muy obvias. Y claro, al ponerme cualquier cosa se cubren. Por otro lado yo me fijo en las cicatrices y seguramente yo las noto más que nadie.

Apariencia y aspecto físico.

Esta cuestión también es muy individual y cambia de persona a persona, sus intereses así como del cirujano y de la técnica que utilice. Por lo mismo voy a empezar mencionando sobre mi propio contexto. En lo particular los genitales tanto masculinos como femeninos no son muy de mi agrado. El ejemplo que me viene a la mente es un bulldog francés; a mí esos perros se me hacen feos. Pero también, como los bulldogs franceses, hay algunos genitales que se me hacen cucos en su fealdad.

De todos modos considerando los órganos sexuales que tenía antes, mi comentario sobre mi percepción de fealdad y mi descripción de las cicatrices, creo que mi vulva se ve bien. Otro modo de decir esto mismo es que creo que tiene un aspecto bastante natural, considerando mis circunstancias.

Ahondando más en detalles sumamente íntimos. Por alguna razón mis resultados quedaron ligeramente disparejos. En mi caso el lado izquierdo calculo que tenga un 15% más tejido adiposo que el lado derecho. Esto hace parecer que la vulva “tuerce” un poco hacia la derecha.

Por otro lado tuve una complicación menor durante los primeros días de la recuperación. Parece que hice demasiado ejercicio o puse presión de más al sentarme entonces la sutura de la horquilla vulvar se abrió un poco y así sanó. Por esta razón la piel de la cicatriz en la zona posterior de la vulva tiene un color más claro. ¿Esto me afecta? Si me causó algo de congoja cuando lo descubrí ya estando de vuelta en casa después de la cirugía porque en ese momento no sabía cómo iba a sanar. Ahora ya no me importa en lo más mínimo, probablemente sea porque dicha cicatriz está en un lugar que nunca veo.

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